Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Crónicas 32, 7-15

7 «Sed fuertes y tened ánimo; no temáis, ni desmayéis ante el rey de
Asiria, ni ante toda la muchedumbre que viene con él, porque es más el que
está con nosotros que el que está con él.

8 Con él está un brazo de carne, pero con nosotros está Yahveh
nuestro Dios para ayudarnos y para combatir nuestros combates.» Y el
pueblo quedó confortado con las palabras de Ezequías, rey de Judá.

9 Después de esto, Senaquerib, rey de Asiria, que estaba sitiando
Lakís, con todas sus fuerzas, envió sus siervos a Jerusalén, a Ezequías, rey
de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén para decirles:

10 «Así dice Senaquerib, rey de Asiria: ¿En qué ponéis vuestra
confianza, para que permanezcáis cercados en Jerusalén?

11 ¿No os engaña Ezequías para entregaros a la muerte por hambre y
sed, cuando dice: “Yahveh nuestro Dios nos librará de la mano del rey de
Asiria”?


12 ¿No es este el mismo Ezequías que ha quitado sus altos y sus
altares y ha dicho a Judá y Jerusalén: “Ante un solo altar os
postraréis y
sobre él habréis de quemar incienso”?

13 ¿Acaso no sabéis lo que yo y mis padres hemos hecho con todos
los pueblos de los países? ¿Por ventura los dioses de las naciones de estos
países han sido capaces de librar sus territorios de mi mano?

14 ¿Quién de entre todos los dioses de aquellas naciones que mis
padres dieron al anatema pudo librar a su pueblo de mi mano? ¿Es
que
vuestro Dios podrá libraros de mi mano?

15 Ahora, pues, que no os engañe Ezequías ni os embauque de esa
manera. No le creáis; ningún dios de ninguna nación ni de ningún reino ha
podido salvar a su pueblo de mi mano, ni de la mano de mis padres, ¡cuánto
menos podrá vuestro Dios libraros a vosotros de mi mano!»